celebración

Publicado: abril 6, 2015 en Manifiestos poéticos

otro capítulo llega a su palabra final… la sonrisa del atardecer… el dolor se fue del centro del pecho sin saber cuándo… salir a caminar, a cantar y a encantar…  la soledad que existe en compañía y la compañía de la soledad… la neblina sobre las olas y los fuegos artificiales cumpliendo el rol de estrellas… el sol, la playa y los poetas marinados en alcohol… el regreso de un cariño de circunstancias… un beso robado que no es el mejor… paseos por Lima y todo lo que significa regresar para volver a irte… vestidos blancos, copas de champaña, lanzamiento del bouquet…  un delirio de amor con sabor a despedida desde la primera z… aquel que no ha pecado no es humano… paseos por Lima y todo lo que significa preguntarse «quién soy»… él dice que mi sonrisa lo hace sonreír… la noche delirante y cajamarquina con una guitarra veinte años mayor y el póster del che… aquel que no ha bebido no ha vivido… tratar de cerrar un libro en una posada cusqueña… el primer recital para mi único espectador… la cima del Waynapicchu… la lluvia que resbala del alma y la caída del alma… talleres de poesía frente al mar y un paso más hacia la locura… nuevas amistades para toda la vida aunque digan que la distancia es el olvido…  muchísimo trabajo, todo bien merecido…. amanecer entre tazas de café, cigarros, cigarrillos y todo lo pendiente… la gente que me quiere me dice que me quiere… Abril es el mes más lindo del año… alguien por teléfono confiesa que recuerda mi aroma y mis cabellos para recordar que fue feliz… cierta inspiración procura un beso, luego mis caderas se aprietan a un ritmo furioso mientras llega el amanecer… respiro profundo y vuelvo a tener un blog…  botellas de diverso grado de alcohol adornan la habitación del Minotauro… la ebriedad que hace bailar sobre nubes aunque estés en medio de un desierto de cemento… la medianoche es propicia para andar por la avenida del cloro eterno… que critiquen y murmuren no me importa…

Creer, con toda fe, que la Poesía está en todos lados.

 

(para J, por creer tanto en mí a pesar de mí)

 

lhdm

Nocturno

Publicado: septiembre 24, 2012 en Manifiestos poéticos

madrugadas feroces de los cuerpos

besamos la noche con la célebre soledad de las copas

despedidas atroces al amanecer

no se pronuncia el amor en la célebre soledad de los gemidos

silencios marchitos entre los amantes

violenta desnudez en la célebre soledad de tu prepucio

vino envenenado de medianoche

guardianes del pecado en la insulsa soledad de las promesas

saliva atormentada de hastío

decisiones tristes en la incómoda soledad de las traiciones

y yo

fruta enmohecida del invierno mi enamorada soledad entre tus dedos

Dificil es sentirse voz no autorizada de nada.

Porque ni estoy aquí hace mil años como para tener ‘derecho’ a una opinión formada, ni estoy allá donde se cuecen piedras y balazos en jornadas de lucha. Dificil es sentirse ciudadana de la nada. Revolucionaria de blog. Feminista de baño. Apátrida con agua caliente y cómodas camas. Identidad de extranjera en todo lugar, incluyendo la propia casa.

Dificil es tratar de entender la inmigradiata cuando siendo parte de las excluidas, no puedes asumir esa identidad como bandera porque aún no has sobrevivido siendo una extraña, ave de paso, no dejas huella, no te dejan huella. Y aún así, en el espejo de un río cualquiera, frente a tu propia duda, aparecen los fantasmas, el orgullo y los prejuicios en plena labor de autorretrato. Cuál es la consigna. Cuál será mi lucha, cuál será mi queja, cuál la imagen que debo asumir al mostrar mi pasaporte con derechos de turista.

Entonces las noticias y la literatura, entonces las circunstancias. Entonces desvestida de nacionalidad, mi rostro es el de cualquiera, solo procedo a responder preguntas, objeto de curiosidad pasajera : no ser pobre, no ser migrante, no ser madre, no tener 20 años, no poseer nada. Ser ligera de equipaje no es un sueño, es un extravío.

Difícil ser mujer y no ser objeto, no ser exótica, no ser prostituta (que yo nada tengo en contra, vaya privilegio), de favor con favor tú sabes. Y cuando todo desaparece en ese instante en que una luz te atraviesa desde el útero hasta el más doloroso pensamiento es que toca entender que igual de puta, de extranjera, de cuerpo utilizable, de loca, de nada, te intenta tratar alguna gente en Lima y en todas partes. Aprendes. No gastarse más en explicaciones a cretinos, ni preocuparse ni dejarse herir por tiránicas miradas de mujer amenazada o indignada por mi vida. Mi vida de madrugadas embotelladas, de calles ebrias, mujer de nadie en manos de todos, obsequiándose a quien no ha de merecer.

Aprendes. Disfrutar y resistir este extravío permanente, tan dulce y embriagante. Dejar que escriba Una de mis tantas: la puta inteligente que se come el mundo con los ojos, la lengua y la vagina. La que siempre se equivoca. La que pierde el corazón en cualquier parte. Revolucionaria de blog. Feminista de baño, apátrida con agua caliente y treinta años.

ON

basta de muertes.
de campesinos, de citadinos, de amazónicos, de indígenas, de policías, de militares, de autoridades, de cualquier y todas las personas.
la ineptitud del sistema de Estado de este Gobierno, sr. Humala y sr. Valdés, no sólo es que TENGAN que dispararle a la gente que protesta (como dice el diario oficial del inversionista minero, bancario, etc. etc., dirigido por el otro Mariátegui) para aplacar un conflicto social  con expresiones de violencia que hace rato está allí, según reporta la Defensoría del Pueblo y quien conoce el Perú más allá de Lima. hace rato, oiga uté don García, don Toledo y demás tertulianos, existe un gran malestar en la población de Espinar sobre la minera Xstrata Tintaya, y en la gran Cajamarca con el proyecto Conga y Yanacocha, y en todos esos ‘sitiecitos’ donde hay algún conflicto macerándose y que sistemática -y hasta ignorantemente- nunca quieren mirar.

basta de muertes.

basta de la indolente incapacidad de proteger a hombres y mujeres de nuestras fuerzas policiales y militares exponiéndolas así, tan pánfida, fría e inescrupulosamente, a la muerte segura en las zonas decenas de años dominadas por el sistema narco-y/o-terrorista. basta de confrontar  a los pueblos con quienes deberían protegernos, y de llenarnos los pulmones con gas tóxico y molernos a perdigones a mí, al campesino y al amazónico airado poco o nunca escuchado.

basta de muertes.

de decretos de urgencia, de estados de sitio, de lógica castrense, de decretos supremos paralizando fondos públicos, encarcelando a quienes lo merecen  o no pero siempre a la mala, con tu propia forma de violencia política del Estado, del gobierno de turno, del militarismo, del culto heroico comando Chavín de Huántar, del horror Cantuta y Barrios Altos, de militares ejecutando ‘justificadamente’ a terroristas y campesinos en los andes o en los penales, de realizar esterilizaciones forzadas a las mujeres peruanas de modo impunemente fujimorista, sin justicia y sin derecho a las lágrimas.

basta de muertes.

este País no es una película de acción donde se golpea, dispara y mata a decenas de extras sin nombre -de entre buenos y los malos, policías y mafiosos, detectives del FBI y aliens- , sin que esas muertes nos conmuevan, salvo cuando muere el nuevo héroe de la historia del Perú contemporáneo cayéndose en medio de la geografía peruana y sabanones de humo. me disculpo de antemano, pues con todo el dolor compartido y solidario con todos quienes amaron a este muchacho y mi respeto existencial hacia la muerte, yo no entiendo porqué no nos exigen una despedida íntima, no expuesta a la burla y sin memoria de todo lo que él realmente fue en su vida, reduciéndolo a ese momento fatídico y con esa persona fatídica. nadie merece ser usado y manoseado por políticos y medios, ni movido por esa falsa luz al final del túnel. o será que tan ana-crónica soy que no entiendo esta vanguardia.

basta de muertes. de secuestros. de ejecuciones por parte del pueblo. de ejecuciones por parte del Estado. de Baguas. de Ilaves. del olvidarlo todo. y ojalá un día, aunque sea por un día, tú que lees-criticas-apruebas-desapruebas-noteimporta y demás yerbas, sientas que además de la posibilidad de convertirte en víctima de estos descalabros, eres también responsable.

OFF

Un domingo en Lima no es un domingo cualquiera. Salgo de casa por la mañana para ir a trabajar y veo los restos de la fiesta interminable y cumbiambera de ‘El Shapajal’, ubicado frente a mi mansión a medio construir ubicada al norte de Lima, rodeada de veredas disparejas, combis, mototaxis, pollerías, chifas al paso, cortes de pelo a 6 soles y señor de los milagros en octubre con su anticucho más.

Un domingo en Lima no es un domingo cualquiera. Camino por la Av. Arequipa cerrada a todo transporte que emita monóxido de carbono y observo bicicletas de todos los estatus acompañadas por lentes de sol de todos los bolsillos y musiquitas al oído de todos los compases.

Un domingo en Lima no es un domingo cualquiera. En la Plaza de Armas el paisaje urbano surrealista me parte la mirada en cuatro alrededor de las 5 de la tarde: finales de un pasacalle puneño por la Virgen de Candelaria a orillas de La Catedral, seguidos por una veintena de jóvenes que no son chinos con carteles en chino subtitulados en inglés cantando en español algo sobre la paz, tras las rejas del Palacio de Gobierno los Húsares de Junín alzan sus piernas militares para el cambio de guardia, dos turistas españoles toman fotos de los balcones de la Municipalidad, un par de chicas se abrazan en público y alegremente mientras un par de chicos se cogen y sueltan las manos en público y peligrosamente, un trencito de madera compite con la carroza colonial para ofrecerte un paseo, una señora me insiste en subir al ‘Urbanito’ rumbo al Cerro San Cristóbal y miles de rostros sudorosos completan este instante churrigueresco donde me dan ganas de hacer una encuesta rápida: ¿dónde naciste? ¿de dónde son tus padres? y corroborar que quizá poco más de 10 respondamos ‘Lima’ en ambas preguntas y sin dudar (o que lo duden los demás).

Un domingo en Lima no es un domingo cualquiera. Edificios con historias coloniales, republicanas, ochenteras, estatales, bancarias, teatrales, alcohólicas, religiosas y otras tantas, uno al lado de otro, adornados por grafitties y unos cuantos personajes a los que llamamos ‘locos’ los que estamos al borde de otras locuras:  las peligrosas, las violentas, las excluyentes, las que más daño nos hacen en nuestra ‘identidad’ (si existe).

Un domingo cualquiera no pasa en Lima. Mientras unos regresan a sus modernos edificios con piscina y cuarto de servicio, y los otros regresan por la escalera amarilla a sus casas de madera, agua de cisterna y silos sin acabar, de pandillas peligrosas y artistas del hip-hop, de caldo de gallina y empapelados estridentes anunciado a Fresialinda en Ate-Vitarte, yo regreso en el carro de un amigo a mi calle sin pista y hacia la casa de sus empleadores en La Molina, Surco o Miraflores regresan un centenar de mujeres trabajadoras del hogar que viven en Mi Perú, Pachacamac, Jicamarca, Huandoy, Campoy, Tablada 2 zonas y más allá, mucho más allá, donde siguen poniendo esteras aquellos que nunca dejan de llegar a la capital…

Lima la horrible es una conocida frase que titula un libro que han leído pocos y sin embargo es citada por muchas manos y bocas para hablar sobre esta ciudad. Y sí, Lima es horrible  y seguirá siendo horrible por mucho tiempo más porque si preguntara al azar como es Lima, quizá todo lo que describí (desconcertante, apabullante, extraño, diverso, irreverente, tan yo y tan no-yo) sea precisamente -vivas donde vivas, vengas de donde vengas- todo lo que no vas a contar.

Porque si preguntara al azar, en Puente Piedra o en Asia, cómo es un limeño/a quisiera que me describan personas con ropa de Gamarra y televisor Miray, zapatillas de 15 soles y polos Billabong, caderas anchas a punta de choclo con queso, cumpulsivos compradores del MegaPlaza que van a conciertos del Grupo 5 y Pearl Jam, y que no te burles de ‘eso’ porque crees que no eres ‘eso’, que no creas que ser inferior (o más bruto, o cholo, o ignorante) es ser ‘eso’, que no creas que es mejor vivir en un determinado lugar, que creas que son hermosas, importantes y respetables las vidas al lado del mar, del río, del cerro o del arenal.

Lima es horrible. Entristezco. No por todo este caos estresante y hermoso, por esta mezcla de buenas y malas costumbres, esta batalla interminable por hacerla mejor ciudad, sino porque hay entre nosotros -incluyendo ‘interculturales’ e ‘incluyentes’- indiferentes y necios, y son muchos, quienes no la quieren aceptar, no nos quieren aceptar,  no se quieren aceptar.

 

Sebastián Salazar Bondy. Lima la horrible (1964): http://www.marcelfrank.de/lima/literatur/lima/limalahorribleindice.htm

A partir de la lectura de un artículo del siempre interesante Chomsky en el Clarín de Argentina (http://www.clarin.com/opinion/gente-perversa-categoria-politica_0_628737165.html), que oportunamente compartió un amigo de esa parte del mundo, y los post comentarios de otro amigo oriundo de aquel país que queda al sur de Tacna, me dieron ganas de enojarme un poquito y escribir desde lo profundo de mi hígado para beneplácito de unos, risa de otros y mi eliminación definitiva de bodas y bautizos para algunas que a pesar de que me sonríen ya no me soportan. A los sarcasmos me remito.

La categoría de no-gente que establece Chomsky no es, en definitiva, nada ajena para nosotros peruchos y peruchas que aún creemos- aunque sea un poquito- en algún tipo de sueño americano (o europeo, o argentino, o brasileño, o limeño, según sea el caso), ya sea para bajárnoslo a pedradas o ir tramitando la visa y la residencia.  Pues el buen Noam también debe haber pensando en nosotros latinoamericanamente, porque aunque no seamos palestinos o israelíes, estamos hablando de lo mismo: poder, política, segregación, exclusión, racismo, los zorros de arriba y los zorros de abajo (Arguedas, te queremos tanto) (1)…

Ahora, ¿quiénes somos la no-gente entre peruanos? Enlistó mi compañero del sur un buen grupo de no-gente a la chilena: mapuches, quechuas, aymaras, peruanos, nanas, jardineros, niños víctimas de abuso, homosexuales, transexuales, mujeres golpeadas, y así sucesivamente… y ya ven, no es lo mismo pero es igual.

Y, curiosa yo, que andaba escribiendo informes acompañada por mi disco de Chacalón (2), guardé mi archivo de word y recordé de inmediato ese momento histórico y revolucionario en que el nuevamente presidente Alan García Pérez, magno señor de amplias longitudes verbales y corporales, instaló la frase ‘perros del hortelano’ a través del decano de la prensa nacional (3), para denominar a la no-gente que se opone a la inversión extranjera que depreda… perdón, invierte en la explotación de nuestros árboles, cuencas hidrográficas, minerales y gente. Después nos instaló su Cristo de plástico y su veinteañero tren eléctrico. Qué viva el APRA compañeros: Alan al 2016 (ay Varguitas,¿cuándo se dejará de joder el Perú?).

Así fue como tras sacarnos los ojos vía facebook y twitter, y evidenciar el siempre evidente pluricultural racismo que nos une, por un pelito (y por un polito que pasó de rojo a blanco en plena campaña electoral, luego del besamanos al cardenal Cipriani, el ¿apoyo? del ex presidente Toledo con muchos cholos y sagrados ‘corojos’, cual presagio de que lo poco que iba a durar este amor nacionalista) y el voto de la no-gente de 19 regiones del Perú ganó la ‘Gran Transformación’ con su ‘Hoja de ruta’ (y variaciones) del neo-nacionalismo bolivariano de Ollanta Humala.

Para demostrar su agradecimiento con el pueblo unido que jamás será vencido, promulgó de plano, ahímismito,  la Ley de Consulta Previa para que los ‘ciudadanos’ de las zonas de inversión y explotación decidamos sobre las mismas, para felicidad de ingenuos peruanos de izquierda des-unida y amigos míos que han perdido sus apuestas… Pero entonces, oh sorpresa, Ollanta vio la luz y arrepentido de sus pecados y su primer gabinete, escuchó los sabios consejos de periodistas, políticos y cámaras de comercio en su oreja derecha, ser convirtió a la fe y decidió dejar de ser el perro para convertirse en el hortelano, previa amnesia selectiva de sus promesas electorales, quema definitiva de su camiseta roja y ¡chan! se mandó con un ejemplificador Estado de emergencia en la región Cajamarca para demostrar a los agitadores y presidentes regionales quién tiene las faldas bien puestas (amigas feministas, antes de acusarme de algo, la ironía en el mensaje es que tras muchos de los cambios a partir de este hecho están los consejos de la Sra. Presidenta Nadine Heredia, y si no que alguien me tire la primera piedra) y que la consulta previa es al Sr. Benavides, la Confiep, la Sociedad Nacional de Minería y demás verdugos, perdón, inversionistas.

Sin finales felices a este cuento de ogros, sin análisis profundos sobre lo que realmente significan estos conflictos sociales y las ‘soluciones’ al mismo (4), se quedó el debate entre los políticos, periodistas y autoridades. Lógico que como siempre, la no-gente ha sido manipulada vilmente por éstos y aquellos dijo la sí-gente pro-inversión, eliminando la real frustración de muchos perros del hortelano que no ven a la minería con buenos ojos luego de que Yanacocha solo contaminara con un poquito de mercurio a cientos de no-gente campesina, sus animales y sus tierras en Choropampa, por citar un ejemplo de tantos (5).

Lógicamente que la sí-gente de Lima y balnearios, la sí-gente de medios de comunicación y la sí-gente del facebook se indignaron ante el cierre de carreteras de la no-gente y reclamaron su derecho de acallar sus gritos ‘Agua sí-Oro no’ y obligar a estos ‘serranos’ a aceptar en sus lagunas la inversión y explotación minera en bien del progreso del país, sus casas de playa en Asia y el bienestar de sus hijos. Los hijos de ellos, claro… los de allá, no sé… alguna vez un señor presidente del Congreso dijo que a llamas y vicuñas no se les va a preguntar sobre el TLC y meses después fue felizmente nombrado embajador ante la OEA. Así pasa cuando sucede.

Incluso los que no tienen casa en Asia aplaudieron el Estado de Emergencia para que no les quiebren sus sueños de casa propia en El Golf de San Isidro, de carné en el Country Club, de empleadas domésticas con zapatitos blancos de charol, de Audi del año, de viaje a París o a Orlando… sueños de un Perú sin peruanos, como en Peru, Nebraska (USA) donde el principal derecho de ser peruanos es comer rico (6).

Porque en eso sí qué rico es Ser Peruano: gracias campesino que ganas menos de la mitad del sueldo básico, que aún no tienes agua potable ni electricidad ni internet ni postas médicas ni colegios ni calefacción ni Ripley ni Saga Falabella, por cultivar esa rica papa y ese ají buenazo, pero sobre todo te agradecemos quedarte calladito y dejar de joder… y de pasada apoya el indulto a Fujimori, porque ya está viejito, no seas malo.

Hasta aquí llegó mi amor en los tiempos de cólera. Me queda nomás decir Feliz aniversario de Lima, ciudad de los Reyes, los Quispe, los Vílchez, los Romero, los Miró-Quesada, los De la Puente, los Benavides, los Newmontt, los Wong, los Huamán y todos los demás habitontos. Algo habrá que celebrar.

He mencionado aquí varios hechos y personajes contextualmente peruanos (unos más conocidos que otros),  por lo decidí citar algunas referencias básicas  para refrescar la memoria y porque se me antojó:
1. El zorro de arriba y el zorro de abajo. Novela de José María Arguedas (1971). Descarga en: http://www.elperroylarana.gob.ve/phocadownload/elzorrodearribayelzorrodeabajo.pdf
2. Papá Chacalón y la Nueva Crema – Soy provinciano: http://www.youtube.com/watch?v=d333pd8dhlo
3. El síndrome del perro del hortelano, por el dignísimo Alan García Pérez en el dignísimo diario El Comercio: http://elcomercio.pe/edicionimpresa/html/2007-10-28/el_sindrome_del_perro_del_hort.html
4. En Gestión, Carlos Paredes, uno de los varios (pero siempre pocos) artículos sobre el tema con un punto de vista que trata de aportar… y sin embargo: http://gestion.pe/impresa/noticia/reflexiones-torno-conga/2011-12-09/41533
5. El precio del oro, de Guarango Producciones, elemental documental sobre este caso: http://www.guarango.org/choropampa/es/ 
6. Genial campaña para posicionar la Marca Perú (pero eso no quita analizar su contenido con ojo crítico) http://www.youtube.com/watch?v=8joXlwKMkrk&feature=related
(Gracias a Chomsky, a Norton y a Carvallo por desesperarme a escribir. Aun si esto no les gusta, igual se los dedico) 

Ante miles de personas reunidas en la Plaza de Armas de Cajamarca, en el séptimo día de paro regional contra el proyecto minero Conga, estoy aquí, alegremente forzada a permanecer en esta ciudad ante la ausencia de medios de transporte, la toma del aeropuerto y el bloqueo de carreteras. Estoy aquí, feliz invitada, afortunada, casual y agripada, unida al solidario movimiento de mujeres y hombres campesinos, universitarios, docentes, ronderos, obreros, jóvenes, niñas, padres, madres, artistas, políticos, ambulantes, camioneros, mototaxistas.

Estoy aquí, escuchando cómo crece y se fortalece el discurso de quienes alzan la voz en los estrados antes miles de sombreros de paja, largas trenzas, polleras coloridas, camisas sudadas, rostros curtidos, zapatillas blancas, pantalones jean, botas y tacones, pintura en los labios, ojotas desgastadas, celulares con cámara, sonrisas desdentadas… porque “esto es el pueblo, la prensa no lo dice” y en conjunto alzan los puños con uñas bien cortadas o uñas carcomidas, con manos ajadas y otras con sortijas, y gritan al unísono que “el agua es del pueblo, gobierne quien gobierne”, dejando en claro que “por culpa de Ollanta, el pueblo se levanta” y aunque “dicen que mi pueblo no sabe luchar, ya verá la mina, carajo, lo que va a pasar”, por si aún no ha quedado claro que el pronunciamiento de Yanacocha y su suspensión de actividades en el Conga es un cuento que ya se han cansado de escuchar.

Estoy aquí, entre los revoltosos -señalados así por un importante señor ex ministro del Interior-, entre los radicales–así denominados por el importante periodista del canal de cable de la gran corporación decana de la prensa nacional-, entre los antisociales, los desadaptados, los ignorantes, los tan como yo, como Nosotros (Nosotros: igualmente antisociales, desadaptados, revoltosos, feministas, cholos, serranos, charapas, ocupas, indignados, clase media pobre, pobres a secas: indios de mierda).

Estoy aquí y no tengo nada que temer -le digo a mi madre por el celular-, aunque la prensa limeña te cuente que mi vida corre peligro, que pronto no tendré que comer o que me van a agarrar a palos y pedradas; tú tampoco temas -le repito- porque estoy entre mujeres venidas a pie desde sus comunidades y comparten conmigo su caldo de carnero mientras me cuentan convencidas porqué están aquí hoy y seguirán aquí mañana, porqué han abandonado su chacra y su ganado, porqué sus hijos mayores y sus maridos están allá en Laguna Azul y en Bambamarca, enfrentándose a las bombas lacrimógenas y los perdigones de policías mandados por el Supremo Gobierno de quien ahora llaman ‘el traidor’ Ollanta.

Estoy aquí, paro regional, día 7, Plaza de Armas, Cajamarca. Los líderes políticos, entre ellos el presidente regional y los alcaldes provinciales y distritales -los que la Suprema Prensa señala como culpables de este ‘desastre’ que pone en riesgo el progreso (¿?) del país- suben al estrado y convocan a la Gran Marcha Nacional por el Agua y al cambio de la Constitución en defensa de los recursos hídricos, exigen una resolución presidencial que cumpla la promesa electoral de rechazar este proyecto minero, solicitan a la policía y a los ronderos coordinar el paso de los camiones con alimentos, y piden a los miles reunidos ayudar a limpiar las calles y seguir manifestándose de modo pacífico. A cada frase, mujeres y hombres vitorean, agitan sus banderas, aplauden. Y por la radio, aviso político contratado, la Cámara de Comercio de Cajamarca me advierte que escasea el combustible, suben los precios, desabastecimiento en los mercados, caos total, el mismo discurso armado y alarmado -pienso-, esa solapada violencia verbal.

Y estoy aquí, comiendo queso de Chugur por las mañanas, tomando un caliente chupe verde o una porción de chicharrón con mote, en los pequeños y medianos restaurantes que abren a media puerta apoyando con carteles “¡Conga no va!”, “Agua sí, Oro no”. Estoy aquí, camino horas entre la gente, escuchando brevemente sus conversaciones en torno al paro, a la mina, a las posibles soluciones y a las promesas electorales que se transforman siempre en mentiras –reclaman-, una y otra vez, mentiras.

Estoy aquí cuando termina la tarde, van apagándose los gritos y algunos quedan en las plazas con sus carteles y banderolas o coordinando las acciones de mañana. Subo la colina de Santa Apolonia, rito básico de todas visitas, para llenarme los ojos nuevamente con el mágico contraste entre sus escalinatas de piedra, la enorme cruz sobre la capilla y las chullpas camino a la silla del inca, para luego dejarme llevar por la esperanzada soledad que me envuelve ante la plenitud del paisaje de la ciudad en la que espero vivir algún día, que desordenada crece entre los cerros aún verdes y el cielo majestuosamente serrano que me advierte que esta noche no dejará de llover hasta que no se nos limpie el alma y la voz del pueblo unido que jamás será vencido sea siempre lo que ha de florecer.

Quisiera cantar, quisiera florecer / Con mis propias semillas

Ya no quiero sembrar y solo cosechar / Flores del color de la mentira

Cajamarca, 30 de noviembre de 2011  

(crónica visual en https://www.facebook.com/media/set/?set=a.10150404057997877.360046.732977876&type=1)

En Cajamarca, vista desde el avión, los ríos tienen el color de una carretera de cemento y sus valles ya tan solo van pasando a convertirse en un vacío recuerdo de hace 15 años, cuando a primera vista me enamoré de esta sierra y sus verdes, su olor a estiércol, su silencioso campo, su cielo azul y atormentado, sus lluvias, sus rayos, su viento helado y la dicha de haber llegado al lugar donde sería posible construir una impecable soledad.

Desde mis 16 abriles y contando, sueño con una casa de adobe, madera y quincha cerca de Santa Apolonia, para bajar diariamente del cielo azul al caos de los quehaceres urbanos, y por las noches subir caminos empedrados para unirme a las estrellas y el cañazo con quienes tienen en su corazón alguna astilla o una gaviota extrañando el mar.

Ya no llevo cuenta de las veces que he pisado las calles del centro de la ciudad, viéndolas mutar velozmente desde la presencia de sus nuevos habitantes, con su nuevo dinero y su nuevo desarrollo, desde esta nueva colonización de agua por oro, camionetas 4×4, taxis de todos los colores, casinos, tragamonedas, zapatos de tacón, Saga Falabella, El Quinde, los créditos a todos los plazos.

Atenta al gran movimiento que escuchaba ocurrir a través de las radios locales y con el temor de mi madre cargado en el teléfono celular, hoy llegué a una ciudad en tensa calma pero con el viento de la revolución a favor. La revolución, esa dama vestida de rojo que atemoriza con su grito ya nunca más hecho nudo en la garganta a quienes pretenden que olvidemos que los dueños de la tierra y del agua, y por ende de nuestras vidas, somos nosotros y tenemos derecho a parar nuestras vacas, nuestra siembra, nuestro silencio, y echarnos a andar a la batalla, para defender y hacer y rehacer nuestros propios caminos.

No voy a argumentar sobre ‘progreso, minas y desarrollo’, ni sobre la frase  ‘el agua (y, o, y/o) el oro’; solo he venido a resumir este palpitar comunitario y solidario que he escuchado en decenas de bocas agrietadas y ha sido aplaudido por centenares de ásperas manos: el Pueblo, nuestro Pueblo.

Así, ya siendo medianoche, empezaré a dar mis pasos silenciosos hacia la Plaza de Armas donde fuera ejecutado Atahualpa luego de entregar todo el oro y la plata, y me uniré al perfecto paisaje de faroles amarillos alimentado por el frío serrano que susurra al alma,  y en una banca de piedra esperaré la dulce y andina madrugada que recibirá a sus hijas e hijos del sol, del agua, de la lluvia, del campo, de la ciudad…

Escucho ya ciertas voces acusarme de solo señalar una muy personal visión ‘romántica’ de un hecho y problema político, violento, complicado, cuestionable, real. Sea. Empero, esta es mi forma de protesta y la Poesía es el arma que espero siempre usar:

¡Sierra de mi Perú, Perú del mundo,
y Perú al pie del orbe; yo me adhiero!

(César Vallejo) 

Después de varios días de ausencia de Lima y de Perú, regresé algo limpia de prejuicios como para mirar más reflexivamente qué sucede en el país y darme cuenta, como siempre, que Lima no es el Perú y el Perú se mueve todos los días a pesar de Lima… Me encontré, entre lo poco de lo que me he ido enterando hasta el momento, con un movimiento social contra las mineras cuya primera impresión me ha parecido justa, organizada y fortalecida, pero requiero de mayor información que estas 4 horas de recién llegada a Lima viendo noticias y leyendo diarios, que es lo único que por el momento tengo a la mano.

Y vi, como segunda gran noticia, para mí, el caso del aborto terapeútico negado a una adolescente por parte de un hospital del Estado a pesar de las recomendaciones del Colegio Médico del Perú y el precedente a favor que el propio Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas hiciera en 2005 por otra adolescente a quien también le negaron este derecho. No voy a incidir esta vez en la vulneración de este derecho de toda mujer, pospuesto por años gracias a la recurrente negativa de los sucesivos gobiernos a establecer y aprobar de una vez el protocolo del aborto terapeútico por no considarlo una ‘prioridad’ para la agenda del Estado, como expresó literalmente el dignísimo ministro de Salud del presente gobierno ollantista. Las mujeres nunca han sido una prioridad para el Estado, y los pobres que parece que son una prioridad no lo son en realidad… o sea que jodidas igual. Por eso luchamos, por eso levantamos la voz, por eso ponemos el útero y el pecho al frente por una misma y por todas. Y así, por ende, ganamos pseudo enemigas y enemigos en estas luchas…

Y apunto a esto en las siguientes palabras, ya que este caso de aborto terapeútico me hizo recordar que hace unas semanas, cuando discutía con algunas amigas de años juveniles sobre la reciente conformación de la Marcha de las P.U.T.A.S en Lima, al mostrarme yo a favor (creo que esperaban que me indignara por un colectivo así, o que al menos las ‘granputeara’ haciendo la señal de la cruz) me ‘cuestionaron’ el exponerme públicamente al rechazo y a los insultos por estar a favor de estas ideas ‘controversiales’ sobre la legalización del aborto, el Estado laico, matrimonio homosexual y demás hierbas…

Horror de los horrores, cómo así llegué hasta esta negación de quien soy (o fui) ya que todo lo que ‘ahora’ apoyo -me señalaron con el dedito índice en alto, agitado, violentísimo y muy coqueto- va en contra, inclusive, de los principios y valores católicos bajo los que me formaron cuando niña, cerrando con un categórico, contundente, excomulgador e igualmente femenino-conservadurista ‘¡¿qué te ha pasado?!’

No es la primera vez que entre cafés o coctelitos de fresa algunas amigas/os, primas/os, tías/os y conocidas/os me han trasladado a la fuerza del cómodo sillón de un bar o restaurante al banquillo de las culpables o al Hospital Larco Herrera en calidad de loca avanzada e irreversible, o a la hoguera de mis vanidades siguiendo en stricto sensu el manual de la Santa Inquisición. O lo que considero más divertido, me hayan manifestado una pena profunda con su mirada por mis desvaríos, pero con toda su benevolente fe de que soy una oveja descarriada que volverá al rebaño luego de haberme dado cuenta de que me dejé arrastrar por las cosas del mundo y sus placeres, de los cuales disfruto sin reparos cada vez que puedo y, claro, vade retro Satana, no sólo soy una ‘oveja negra’ sino que me jacto de ello y lo hago público (y en público).

Pues bien, quiero manifestar aquí mi agradecimiento a todas y todos mis denunciantes y cuestionadores, muchas de ellas coetáneas que me juzgan con lástima aunque no vayan a misa, por ayudarme a reafirmar que lo importante de haya aprendido y no solamente escuchado sobre estos principios es lo que me ha llevado a estos finales. Gracias a esas enseñanzas, a las que llegué de casualidad y no por convicción pero que no niego ni rechazo, he llegado a ser una mujer crítica y reflexiva (las negritas, obvio, son mías) que toma decisiones propias, convencida de quien soy -o al menos quisiera ser- y preparada para estas diarias batallas en defensa de mi forma de pensar, ser, querer, disfrutar y amar.

Este manifiesto es, pues, no sólo un cuestión de género. Es un acto literario de solidaria rebeldía hacia mi hermoso pasado en el cual aprendí sobre lo que después he ido y sigo cuestionando y reordenando en mi interior. Si no fuera por todo eso, no sería ni disfrutaría de mi ‘ser mujer’ que ahora ves y lees, mi construcción permanente en medio de risas, lágrimas, sudor, rechazos, insultos, elogios y anteojos desgastados, cuyo hermoso y vigoroso árbol son estos 30 abriles con el útero libre de opresores, los senos en alto y la vagina bien puesta.  Alzo mi pluma como alzo mi copa de pisco con gran orgullo y mi sí contundente a favor de que cada mujer tenga el derecho a decidir sobre su cuerpo, su vida, sus placeres y sus ideas.

Que esta hermosa locura sea lo último que se pierda…

Cabeza de minotauro que cursa sin desvíos el camino de los treinta años con no más equipaje que un corazón lleno de ansias, de música, de piscos y de besos. De amores eternos que se acabaron.

Confieso que he vivido. Confieso que he bebido. Confieso que he bailado. Confieso que el logro más grande de mi vida es seguir construyendo y deconstruyendo la mujer que soy ahora: histérica, irónica, desobediente, loca, llorona, temeraria, temerosa, soñadora, incoherente, estúpida, ingenua, rebelada, niña, adolescente… y sobre todo, jamás he sido inocente.

Mi felicidad -porque sí, soy feliz- empezó el día en que la mujer de mi vida decidió buscarme, concebirme y criarme, para darle al hombre de su vida la estrella de Belén que esperaba desde hace tanto. Nací, y dos padres fueron por tercera vez felices, y no saben cómo eso me conmueve. Y cada día de mi vida espero hacerlos felices para siempre, aquí en la tierra como en ese lugar donde terminan las almas que se van una noche de verano del 2007.

El mundo no me gusta demasiado, pero me alegra la Vida. Me alegra el sol que entra por mi ventana. Me alegra el mar. Me alegra aprender a vivir cada tristeza, cada beso, cada compañía, cada abrazo. Me alegra haber perdido decenas de batallas sin sentir el sabor del fracaso. Me enorgullecen merecer la furia de titanes, falsos halagos, envidias, un mal de ojo. Me enorgullecen mis heridas. Me emocionan y atemorizan todas las posibilidades. Ser un árbol de flores inexplicables incólume ante los hachazos. Imaginar el centro, la esencia, el vértigo de la humanidad y sentir el poder de decidir.

Mi felicidad es que me enseñaron a ser una mujer que aprendió los oficios que instituyen los parámetros sociales para usarlos como estrategias de supervivencia mientras mis ideas crecían en pie de lucha exigiendo el respeto a mi antifeminidad, a mi antimadre, a mi antiesposa, a mi sinceridad brutal, a mi inteligencia, a mi cuerpo, a mis decisiones, a mis errores y a mis artes de bruja.

Mi felicidad, habitantes de la noche,  son miles de cosas que aún no he expresado… confieso, confieso y confieso que me alegran todos mis pecados… Porque me he ganado mi derecho a ser mujer, y lo he logrado.  Aunque esta lucha sea eterna, lo he logrado.